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La Luz del Peregrino Cuaderno de Notas

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Luz del Valle pone a disposición de los lectores un extenso trabajo de editorialización de las charlas y estudios brindados por Daniel Gagliardo. Un profuso y enriquecedor trabajo grupal ha permitido desgrabar, resumir y pasar a formato literario la esencia de estos encuentros. Desde el cuaderno número uno, dedicado a La Entrega, el lector podrá contar con un esclarecedor material de estudio y consulta. Esta serie coleccionable y de características inéditas, está destinada a ofrecer un armonizante acompañamiento a aquellos seres que buscan profundizar la actual transición terrestre en comunión con las renovadas energías cósmicas que hoy conducen nuestro planeta hacia la Ley Evolutiva Superior.

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Nuestra purificación está en marcha ¿Cómo podemos facilitarla?

Cuando tenemos capacidad de entregarnos a la vida interna, a aquello que profundamente mora en nuestro interior, colaboramos con nuestro proceso purificatorio. La purificación que los seres tenemos que vivir solo se posibilita por medio de una genuina entrega. De no ser así, el ser no estaría dispuesto a que una gran cantidad de elementos, fuerzas activas componentes de su personalidad, puedan ser depurados. Existe una carga grosera, un patrón denso, una gran cantidad de componentes pesados y desfasados, desactualizados, presentes en nuestra contraparte psicofísica que deben ser gradualmente expulsados. Siendo nuestra propia consciencia interna quien planifica las coyunturas y acciones, así como quien decide qué habrá de retirarse por medio del proceso de la energía de purificación promovido.

Para facilitar el accionar de la ley de purificación deberíamos ser capaces de entregarnos a quien ejecuta, a quien dirige y sostiene, a quien planifica nuestra purificación. Nuestro ser interno; la verdad de la esencia presente en nosotros. Sin importarnos qué pudiera surgir de esa disponibilidad y sus resultados. Cuando nos entregamos a lo superior podremos estar asumiendo consciente, subconsciente o inconscientemente, que lo propuesto es lo mejor que puede acontecer. Siendo transmutadora la vivencia de aquella profunda convicción pulsando en nosotros.

Mientras la personalidad, mientras el ego, sigan creyendo que es desfavorable consumar su entrega, reiterarán lo hecho durante amplios ciclos encarnatorios: restringir esa donación en pos de confirmar compulsivamente el libre albedrío. Esa libre elección, ese elegir qué hacer, cómo y dónde, habrá de llevarnos en alguna etapa a un proceso de desilusión liberador. El ego se aproxima a la entrega al transitar procesos que definen el agotamiento de su experiencia bajo libre albedrío. Cuando toda aquella investigación del mundo material fue llevada adelante con las exiguas fuerzas propias de la personalidad y su limitado alimento material, es que nos encontramos listos para cruzar el umbral hacia una etapa inédita. Comenzar a orientar nuestra voluntad inferior hacia la propia Fuente Interna, sentando así gradualmente las bases para operar como espejos de las Leyes Espirituales, tornándonos operadores de la espiritualidad práctica.

De este modo, cooperar con nuestro proceso purificatorio debe ser una experiencia de convergencia con el sentido circulatorio que la energía de nuestra alma aplica a todo aquello que nos toca transitar. Adherir a ese orden circulatorio es confirmar que la fuente que define nuestro índice de purificación cuenta con nuestra cooperación para establecer el orden de aquellas necesidades y su tratamiento en beneficio universal.>

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