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La Hermandad de La Luz
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La humanidad, dada su escasa capacidad de transformación, requiere de continua asistencia para no desembocar en el fracaso evolutivo. Una de las herramientas que ha colaborado con ella desde hace miles de años es la cooperación profética. La profecía alberga la capacidad de estimular a los seres para recomponer vínculos internos y espirituales de los cuales se hubieran distanciado. Distante de anhelos o predilecciones, así como de aciertos de ningún tipo, quienes forman parte monádica,espiritualmente, del linaje de los Sabios y Profetas, pueden tornarse puentes para la conscientización de la grave situación por la que atraviesa la Tierra. La corriente profética que pudieran liberar, así como la instrucción espiritual unificada en esa afluencia, no buscan la concreción de la profecía, sino su efecto ampliatorio, purificador, capaz de desembocar en la transformación de quienes, estando prontos para cambiar, necesitan de una cierta frecuencia energética que acompañe dicho proceso. En esta obra, La Hermandad de la Luz, constituida por versículos de instrucción profética, Daniel Gagliardo obra como canal de entidades jerárquicas que activan por medio de este instructor la observación de los posibles acontecimientos planetarios que, a corto y mediano plazo, podrían definir los matices del cierre de la transición terrestre. Abrirse al caudal vibratorio ofrecido por una profecía es un ejercicio de flexibilización. Quienes pudieran hacer lugar a la sintonía con la Fuente desde la cual la profecía es vertida, operarían como extensiones de la misma en procura de la armonización de estos niveles de existencia.
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Se detienen los pasos que orientados eran hacia la negociación. Cambian de rumbo y se apagan los sones que acompañaban su ejecución. Cruzan sus espadas y no destella el acero que las compone. Quebrados y confundidos tocan el fondo y se sumergen en el lodo. Aún serán vistos, mas en próximo ciclo las puertas para ellos amplias se abrirán.
Desde atrás de la montaña se levantan. Silenciosamente se muestran al mundo y por el mundo. Establecen lo inédito y descubren a los aturdidos un camino intransitable en su actual condición; mas los vinculan en consciencia con sus posibilidades futuras.
Los cíclopes se traicionan entre sí. Cruzan amenazas esgrimiendo peligrosamente sus secretos. Tensos, parecerá una eternidad su inmovilidad; sin embargo, el ardid fracasará, y como sobre el estiércol, los hongos se multiplicarán esparciendo su veneno.
Los Ojos del Cosmos instalan su mirada en la miseria fertilizada por el caos. Su visión de lo que se ejecuta emite la orden. Los tres niveles obedecen y se descomponen en Luz. Luego, el Sol que jamás se pone.
Las estrellas danzan. Los dementes aún más lo serán. La Bestia clava las mandíbulas, alucinando, en su propio muslo. Bebe su propia sangre en un ritual que de sed la matará. Vosotros, recogidos, os entregaréis a la Voluntad dadora de Oración.
Jugaron con las distancias a su favor, mas ahora las leyes les ofrecen de dudosa moneda otra cara. Sus cálculos dan por el suelo con la ilusión perversamente sostenida. Vedlos con los ojos de vuestra alma; así comprenderéis sus acciones y prudentemente estaréis alertas.>
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